Alteraciones Emocionales en el Trastorno Bipolar
El trastorno bipolar es una enfermedad que aparece como consecuencia de una alteración en los mecanismos cerebrales que regulan el estado de ánimo. La alteración se encuentra por tanto en el cerebro, en las estructuras encargadas de modular nuestro ánimo a las circunstancias externas. De manera que aparecen estados de ánimo muy bajos (episodio depresivo) y estados de ánimo muy altos, exaltados (episodio maniaco), o mezcla de ambos (episodios mixtos) con repercusión negativa en el funcionamiento en la vida propia y de relación de las personas que lo padecen.
El TB se considera un Trastorno Mental Grave (TMG) y crónico que requiere de apoyo (farmacológico, terapéutico y social) de larga duración y, en ocasiones, durante toda la vida. Este problema, según las estadísticas, afecta entre el 1,5% y el 2% de la población en los casos más agudos, pero si se abarca todo el espectro bipolar puede llegar a afectar hasta al 6% de la población. Según datos de la Estrategia Autonómica de Salud Mental 2016-2020, dentro del conjunto de los problemas de salud mental, el porcentaje de las personas diagnosticadas de Trastorno Bipolar es uno de los más elevados sólo por debajo de los Trastornos de Ansiedad y los Trastornos Adaptativos.
Los estudios científicos se refieren al TB como una enfermedad del cerebro que afecta a los mecanismos biológicos que regulan el estado de ánimo. La tendencia natural del TB viene marcada por la aparición de fases depresivas (exagerado descenso de la vitalidad) y fases maníacas (exagerado aumento de la vitalidad) que se alternan con períodos de total normalidad en algunas personas o de casi normalidad en otras. Se trata de un trastorno mental crónico porque el riesgo de una recaída presentando un nuevo episodio maníaco o depresivo permanece toda la vida.
El TB requiere de tratamiento multi e interdisciplinar (fundamentalmente apoyo familiar y profesionalmente atención de psiquiatras, psicólogos/as, trabajadores/as sociales…) pues la ausencia de este produce un mayor deterioro del funcionamiento personal, social, laboral y familiar de la persona que lo padece.
Al igual que sucede con otros problemas graves de salud mental, el padecer TB interfiere notablemente en las relaciones personales, familiares y sociales. Como ya hemos mencionado el TB produce cambios en el estado de ánimo. Estos cambios pueden ser, en muchas ocasiones, extremos; cursando cuadros de manía o depresión. En estas situaciones todo el entorno natural del individuo se ve enormemente alterado: la familia, amistades, el trabajo, las relaciones sentimentales, las actividades de ocio… llegando en ocasiones a perderse estas redes de apoyo naturales y quedando la persona desprotegida y vulnerable ante otras adversidades de la vida. De hecho, no es raro encontrar a muchas personas con TB sin trabajo, arruinadas y con deudas; o en casos más graves, con alguna enfermedad de transmisión sexual, viviendo en la calle, o siendo víctimas de abusos y malos tratos. Por todo ello, es imprescindible proporcionar a las personas que padecen TB apoyo psicosocial y tratamiento interdisciplinar (farmacológico, terapéutico, social, laboral, educativo…), pues sin él, el pronóstico es mucho peor. Y, sobre todo apoyar a las familias que son el soporte permanente de estas personas con TB.
Información básica sobre el Trastorno Bipolar
No hay pruebas analíticas ni de imagen específicas, sí hay síntomas muy evidentes por lo que se diagnostica de forma clínica, en consulta, por el especialista en psiquiatría.
Cabe la posibilidad de tardar en el diagnóstico ya que el trastorno se podría manifestar de forma confusa, pero es la evolución de la enfermedad la que aclarará estas dudas. Esto significa que el diagnóstico “exprés” no es conveniente, al igual que cambiar de psiquiatra continuamente. Una relación estable con el/la psiquiatra es garantía de un buen seguimiento a la enfermedad.
Se puede tener comorbilidad (significa tener más de una enfermedad) con otras enfermedades de la esfera mental, por ejemplo, trastornos de ansiedad, de personalidad, o patología dual. Ésta última significa que además concurran consumos de tóxicos. Desde luego, si esto sucede, el trastorno bipolar se verá seriamente agravado por este consumo.
El TB está enmarcado dentro de los TMG (Trastorno Mental Grave) por lo que interfiere en el desarrollo de la propia vida en la persona. Sobre todo, si no tiene conciencia de enfermedad o la pierde ante una crisis de hipomanía o manía, porque todos sus comportamientos serán desadaptados a las circunstancias produciendo conflictos que le conducen a la exclusión social.
Cuando la persona no reconoce tener un problema de salud mental no desarrolla responsabilidad sobre el mismo lo que empeora su situación más todavía. Incluso niega que tenga algún problema. Pero por el estado de derecho en el que vivimos, hay muchas limitaciones de actuación para la atención de éstas personas cuando no se dejan ayudar. En ocasiones, ante casos de gran desestabilización de la Persona con TB (PTB), es necesario recurrir a la justicia para solicitar intervención en el tratamiento, aunque la realidad es que no es muy operativa hoy por hoy esta vía. Porque la legislación vigente y una visión poco realista en el ámbito judicial no son muy resolutivas.
Por eso debemos crear protocolos de actuación en casos flagrantes de conductas lesivas para el propio afectado y su entorno. Porque en este término sólo los dictámenes políticos y mejora de las leyes pueden ser eficientes.
Debemos comprender que esta enfermedad influye en los procesos mentales de la persona alejándola de la realidad en periodos de crisis fundamentalmente, y es donde más debemos encontrar soluciones eficaces, humanitarias y de apoyo a todos/as los/las afectados/as (enfermos, familiares y allegados), como serían equipos multidisciplinares de profesionales para un seguimiento eficiente y de apoyo útil.
Afortunadamente hay amplia oferta farmacológica para su tratamiento, con diferentes respuestas por parte de los/as pacientes. A veces cuesta llegar al tratamiento personalizado idóneo, pero es lo que hay que pretender, porque entonces la persona se estabiliza y puede acercarse a la normalidad.
Los tratamientos farmacológicos se “ajustan”, quiere esto decir que según la fase de la enfermedad se pautan de una u otra manera, en función a la necesidad del paciente. En ocasiones, sobre todo ante una crisis de manía, se dan medicamentos con mayor potencia para vencer dicha crisis y puede haber una sedación, pero es necesaria momentáneamente. Siempre hay que estar en contacto con el psiquiatra para regular esta medicación y hacer que tenga los menos efectos secundarios posibles. Hay personas que con ayuda de la medicación pueden controlar las crisis y permanecer asintomáticos, y por tanto normalizar mucho sus vidas. El dejar el tratamiento es una causa frecuente de recaídas..
Hay otros tratamientos no farmacológicos que dan muy buenos resultados, como son la EMT (Estimulación Magnética Transcraneal) y la TEC (Terapia Elector Convulsiva). Para casos resistentes a la farmacología habitual. Tenemos verdaderos “milagros” con estas terapias, aunque en alguna haya muchos prejuicios.
El tratamiento va acorde al curso de la enfermedad. Es crónica, siempre está el riesgo de recaída, por lo que muchos psiquiatras se inclinan a un tratamiento de por vida. Eso sí, revisándolo y ajustándolo permanentemente, porque cuando la persona está muy estable se puede reducir mucho la medicación y sólo con algún mantenimiento funciona bien.
En el trastorno bipolar la ideación suicida forma parte de las características de la enfermedad. Por lo que hay que conocer este síntoma para manejarlo y abordarlo adecuadamente y, sobre todo, prevenirlo. Desde la ideación suicida hasta el posible intento suicida hay mucho recorrido que debemos atender, mirar y tratar oportunamente para prevenir cualquier acción autolítica.
Podéis ver más información en la página: https://avtbipolar.org/suicidio/
Decimos que el estrés es "un veneno" para el TB, porque es el desencadenante mayor en las recaídas. Por tanto, todas las actividades de estrés alto o moderado están directamente desaconsejadas. La vulnerabilidad y fragilidad ante el estrés es uno de los factores que más debe manejar la PTB (Persona con Trastorno Bipolar).
El no dormir las horas debidas y el tiempo debido (por la noche), provoca recaídas o crisis agudas en el TB. Esto significa que las juergas nocturnas, o trabajos nocturnos, o turnos laborales… no son buena elección si se quiere mantener la estabilidad.
El consumo de excitantes y/o estimulantes como varios cafés al día, bebidas tipo red bull, el consumo de marihuana u otras drogas (ayaguasca, cocaína, etc), empeora la evolución del TB puesto que influyen sobre el cerebro de manera muy desfavorable en las personas con trastorno bipolar.
El tener redes sociales de apoyo, es un gran factor de protección. Como son, tener familiares que conozcan bien la enfermedad, o amigos que puedan avisar de cuando la persona afectada se está desestabilizando para poner remedio a tiempo y evitar una recaída (con todo lo que ello conlleva, de pérdida de salud, de amigos, de familiares, de trabajo, de dinero, etc.).
También conocer bien las señales que muestra el TB cuando empieza a descompensarse…es la mejor prevención que se puede hacer frente a la enfermedad bipolar. Hay diferencias muy claras de comportamiento cuando se entra en fase depresiva o maniaca. Y atajarlo a tiempo se puede. En la asociación se trabajan todos estos factores.
El pertenecer a grupos de iguales protege y ayuda a tomar conciencia de la realidad y mejorar la calidad de vida. Conocer los recursos del entorno, la enfermedad y saberse apoyado por el entorno social que está atento y trabajando a favor de encontrar soluciones debe ser un buen alivio cuando todavía no se conoce cómo erradicar esta enfermedad. Esto es lo que la Asociación Valenciana de Trastorno Bipolar (AVTB) ofrece.